vectorial 15 07 de Noviembre de 2021

Deportes de contacto y sus lesiones más comunes

La intensidad de las lesiones varía en gran manera según el tipo de deporte de contacto que se practica. Las más habituales son las contusiones, las roturas musculares, los cortes y las laceraciones. Las de mayor gravedad suelen darse en las competiciones profesionales, mientras que otras menos severas ocurren durante los entrenamientos.

Sin embargo, salvo en aquellos deportes en los que hay que noquear a un contrario, suele haber normas para evitar hacerle daño a los contrincantes o hacérselo a uno mismo. En estos casos, las lesiones pueden darse por igual en los entrenamientos físicos, mucho más agresivos que los de deportes convencionales.

La lesión más común en los deportes de contacto son las luxaciones. Estas se producen cuando las articulaciones pierden su funcionalidad y no mantienen los huesos en su posición normal. Al ocurrir el desplazamiento, la zona se inflama y aparece un intenso dolor que imposibilita continuar con el entrenamiento. Son especialmente habituales en el hombro, la rótula y el tobillo.

Luxación de hombro

El húmero y la escápula pierden su alineación y dejan de articular. El hombro se desplaza hacia abajo, hacia adelante o hacia atrás. Puede ocurrir al levantar un peso excesivo en una posición incorrecta, al frenar bruscamente el giro del brazo o al caerse al suelo. En ocasiones el hueso no sale por completo de la articulación, pero en otros casos es necesaria la recolocación.

Es habitual que la zona quede dañada o resentida por mucho tiempo, incluso años. También es posible que la lesión se repita y que, si algún nervio se ve pinzado, el problema se agrave hasta el punto de debilitar toda la musculatura del brazo, incluidos los dedos. En los casos más graves se requiere cirugía.

Luxación de rótula

La luxación de rótula provoca un intenso dolor. El hueso frontal de la rodilla se sale, requiriendo atención inmediata para que el problema no se agrave. El médico ha de colocar el hueso en su lugar cuanto antes, para recuperar la funcionalidad y evitar secuelas graves.

Es habitual cuando el pie está apoyado en el suelo y se produce un giro brusco de la pierna. En ese mismo momento, se ha de trasladar al lesionado a urgencias, para que se le suministren analgésicos y se le pueda realizar la maniobra de recolocación. Es probable que sea necesaria la colocación de una férula y la inmovilización o reposo. Si no se soluciona, solo, tan solo queda recurrir a la cirugía.

Luxaciones de tobillo

Por último, estaría la luxación de tobillo. Es especialmente dolorosa y suele conllevar la rotura de ligamentos, motivo por el que es habitual recurrir directamente a la cirugía. Aun así, lo mejor es evaluar antes el alcance de la lesión con imágenes. Sea que se necesite o no pasar por el quirófano, lo que sí será necesario es reposo y, después, mucha rehabilitación.

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